Según Foucault, la disciplina es una tecnología de poder que se constituye como una anatomía política de los cuerpos, abordándolos a nivel microfísico. Las instituciones disciplinarias normalizan la conducta de los individuos convirtiendo el cuerpo en una entidad productivamente útil y políticamente dócil. En continuidad con la sociedad disciplinaria surge el biopoder. Aparece un poder que toma como objeto la vida biológica de los individuos en tanto que pertenecientes a una especie. En el cruce entre las disciplinas sobre el cuerpo y la biopolítica de la población emerge el dispositivo de sexualidad. Este despliega un conjunto de estrategias cuya influencia pervive hoy en nuestra forma de entender el sexo y la sexualidad. El dispositivo de sexualidad ha ido produciendo sujetos normalizados atravesados por una sexualidad intrínseca que contiene la llave de nuestra identidad más esencial. Finalmente, Foucault señalará cómolas ciencias humanas objetivan a los individuos convirtiéndolos en sujetos. El sujeto, por tanto, está producido en la red de poder y saber formada por las disciplinas, la biopolítica y las ciencias humanas. Y es por esto que el poder produce sujetos marcados por una sexualidad normalizada.

Adrián Vives Martínez se encuentra finalizando el grado en Filosofía por la Universitat de València. Ha realizado estancias en la Université Jean Jaurès de Toulouse (Erasmus) y en la Universitat de Barcelona (SICUE). Actualmente cursa un posgrado en Filosofía Política en la Universidad Complutense de Madrid. Sus principales intereses son la Filosofía Política, el pensamiento francés contemporáneo, la teoría feminista, el pensamiento decolonial, la crítica cultural y las relaciones entre filosofía y literatura.